



Encinas, alcornoques, quejigos y castaños. El bosque mediterráneo abraza a
los campos de olivos en la Dehesa El Molinillo, un ecosistema que abarca
4.200 hectáreas y está situado a 750 metros de altitud, al sur de Toledo, en el
término municipal de Retuerta del Bullaque (Ciudad Real).
El término dehesa proviene del latín “defesa” que significa defensa, y que hace referencia al terreno acotado al libre pastoreo de los ganados. Así, a partir del concepto jurídico, nace un ecosistema creado de la mano del hombre y en el que la clave de su conservación es el perfecto equilibrio entre el cuidado del medio y el aprovechamiento agrícola (principalmente cereales, viña y olivar), ganadero y forestal.
Es en ese entorno, al abrigo de los Montes de Toledo y el Parque Natural de Los Cabañeros, en el que nuestros olivos, conviven en armonía con la crianza de ganado vacuno y bovino y con una amplia variedad de especies autóctonas como ciervos, gamos, corzos, buitres y águilas. Además, tenemos el honor de que nuestra Dehesa haya sido declarada zona especial para la conservación del lince.
Por otra parte, el clima continental, con veranos cálidos y otoños con lluvias, garantiza las condiciones óptimas para el cultivo de nuestras aceitunas cornicabra.
Las referencias a nuestra Dehesa El Molinillo se remontan muy atrás en el tiempo.
Situada al sur de Toledo, en un paso fronterizo desde la conquista de Toledo en 1085, la Dehesa el Molinillo estaba dominada por el Castillo de El Milagro, uno de los enclaves más importantes que aseguraba el control de las rutas que unían Toledo con Córdoba.
El castillo, edificado en 1214 en los acantilados sobre el río Milagro, tuvo como objetivo defender la puebla del Milagro (municipio Retuerta de Bullaque)
En el siglo XVII, Don Miguel de Cervantes, ilustre novelista, poeta y dramaturgo español, también menciona nuestra Dehesa en una de sus doce narraciones breves incluidas en Novelas Ejemplares, “Rinconete y Cortadillo”, en la que los protagonistas inician su aventura justo en “La Venta del Molinillo”
“En la venta del Molinillo, que está puesta en los fines de los famosos campos de Alcudia, como vamos de Castilla a la Andalucía, un día de los calurosos del verano, se hallaron en ella acaso dos muchachos de hasta edad de catorce a quince años: el uno ni el otro no pasaban de diez y siete; ambos de buena gracia, pero muy descosidos, rotos y maltratados; capa, no la tenían; los calzones eran de lienzo y las medias de carne.”